El libro colectivo Reventando silencios examina el caso del 16 de mayo de 1984 en Bogotá, Colombia, para ofrecer una lectura sobre la represión estatal contra los movimientos estudiantiles al interior de la Universidad Nacional de Colombia.
Esta es una iniciativa del colectivo Archivos del Búho con el apoyo de la Corporación de Estudios Sociales de la Memoria (CESYCME). Los resultados de esta investigación fueron compartidos con los integrantes de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad en Colombia. Por lo tanto, sus aportes también contribuyen a una investigación más amplia sobre el conflicto armado en Colombia, que durante décadas afectó directamente a estudiantes universitarios en varias regiones del país.
Este trabajo propone entonces una lectura de las memorias del 16 de mayo de 1984, fecha central para la vida de la universidad y, en particular, para los movimientos estudiantiles durante la década de los ochenta. Fue realizado a partir de la organización de los archivos de algunos movimientos estudiantiles de la Universidad Nacional de Colombia y de entrevistas tanto con personas que fueron estudiantes entre 1970 y 1980 como con trabajadores y periodistas durante el mismo período.
El libro se estructuró en cuatro capítulos escritos colectivamente por diferentes integrantes del colectivo Archivo del Búho, con el apoyo de alumnos de la Universidad Nacional.
Gracias a los relatos en que se narra la experiencia de estudiantes durante la década de 1970 en Colombia, en un primer capítulo, titulado “De la universidad blanca a la universidad popular”, las y los investigadores muestran las transformaciones vividas al interior de la universidad pública más importante de Colombia, señalando dos rasgos particulares: primero, la modificación demográfica de la universidad, que vio aumentar su población al recibir estudiantes de diferentes regiones del país, y segundo, la politización estudiantil, expresada a través de la militancia de izquierda en el contexto de los movimientos revolucionarios latinoamericanos.
A partir de esta contextualización, en su segundo capítulo, dedicado a las residencias universitarias, los investigadores muestran claramente cómo estas se convirtieron en los espacios principales de resistencia para los estudiantes organizados. Al mismo tiempo, se muestra cómo esta dinámica fue percibida como un problema por parte de los poderes públicos, que no lograban ejercer control sobre la vida universitaria autónoma. La percepción de la amenaza (dada la politización y la identificación de movimientos cercanos a la guerrilla al interior de la universidad) se identifica como una de las principales causas de la búsqueda del cierre de las residencias universitarias.
El capítulo tercero está dedicado específicamente a los hechos del 16 de mayo de 1984. Presenta los esfuerzos del gobierno de Betancur para consolidar una política de paz condenada al fracaso, y describe las manifestaciones convocadas por los estudiantes a causa del asesinato del doctor Armando Muñoz, defensor de las residencias y profesor de la universidad, y de Jesús León, estudiante y activista de la cooperación estudiantil. En este capítulo, donde los investigadores hicieron uso de archivos de prensa, entrevistas a trabajadores y estudiantes y sus propios archivos universitarios, se muestra el papel de la policía en la organización y preparación de los enfrentamientos con estudiantes, así como el papel de los grupos estudiantiles que contribuyeron a la escalada de violencia dentro de la universidad.
Finalmente, en el último capítulo, se analizan las consecuencias que se desataron para la Universidad Nacional luego de los hechos del 16 de mayo de 1984. La primera, siendo la renuncia del rector y el cierre de la universidad por aproximadamente un año y la segunda, aún más grave, se dio con las reformas para el bienestar universitario que se transformó radicalmente en el cierre definitivo de las residencias universitarias y la promoción de una visión neoliberal del bienestar. Concretamente, se identificó que las reformas promovieron los préstamos en reemplazo de los servicios populares dentro de la universidad y la competencia se consolidó como el centro del valor de vida universitaria, desincentivando la construcción comunitaria de proyectos políticos.
Entre las conclusiones se encuentran no solo la conformación de una memoria viva sobre la represión estatal contra los estudiantes, sino también un gran trabajo de sistematización de la violencia contra los alumnos de la Universidad Nacional durante el período 1982 -1986, que sirve para comprender mejor la lógica de la violencia perpetrada desde el Estado contra los estudiantes en la jornada del 16 de mayo. Al ser un caso abierto a controversias, los investigadores también ofrecieron listados de estudiantes detenidos durante la jornada y miembros de la policía que resultaron heridos, por lo que contribuyen a establecer hechos claros sobre un caso opaco y hasta ahora muy poco estudiado.
Si bien este trabajo se enfoca en un hecho traumático de represión y violencia, uno de sus méritos es no perder de vista la riqueza de la vida estudiantil durante el período analizado, reconociendo así la existencia de un pasado gozoso que se confunde con este pasado violento y necesariamente se teje con él.
Este trabajo es un serio esfuerzo de investigación y al mismo tiempo un claro posicionamiento político por parte del colectivo estudiantil, que muestra y lucha por preservar las memorias y denunciar la forma en que la universidad fue el lugar de un enfrentamiento, donde participaron tanto estudiantes como funcionarios de la fuerza pública. En esta investigación se insiste en que estos últimos no buscaban prevenir la violencia, sino por el contrario, ejercerla abiertamente al interior de la universidad.
Concebido originalmente como un informe de investigación, este libro muestra hasta qué punto los esfuerzos de memoria siempre expresan una posición política, cuyos hallazgos sirven también para repensar la relación existente entre política y memoria.
Como iniciativa de con/rememoración, el texto expresa la importancia de la demanda social contemporánea de ciertos sectores de la sociedad colombiana -incluidos los grupos cercanos a los movimientos estudiantiles- de pensar en los pasados violentos y de hacer esfuerzos por expresar sus reflexiones en espacios más democráticos.
Hay que señalar que, como trabajo de investigación, una de las ausencias más importantes del texto es que no aprovecha la existencia de los archivos y de los testigos de los hechos para explorar los cuestionamientos que éstos podrían proponer a los archivos (esto es, su propia lectura) y abrir así nuevas hipótesis sobre los códigos y especificidades de la experiencia de esta generación de testigos y sobre el proceso de conformación de sus recuerdos.
Las aportaciones de este trabajo nos muestran la importancia de las transformaciones recientes en la participación ciudadana, que se inserta en la elaboración de relatos y entra en competencia con otras instituciones que hasta ahora han intentado acapararlas. Asimismo, muestra la existencia de nuevos espacios de diálogo en torno a las memorias del conflicto armado en Colombia y de los movimientos estudiantiles universitarios.
Trenzar Memorias, No. 3, Noviembre, 2022